España es la que no es
España libra una batalla metafísica crucial y definitoria contra las fuerzas del mal. Está gobernada por gobiernos masónicos, enemigos de Cristo y de su Iglesia
En 1948, cuando iniciaba la Guerra Fría, el obispo estadounidense Fulton J. Sheen, compartió su profética visión del Anticristo y la Antiiglesia. Leamos:
«El Anticristo no será llamado así; de otra manera no tendría seguidores. Él no usará medias rojas ni vomitará azufre, ni llevará un tridente ni tendrá una cola puntiaguda como Mefistófeles en Fausto. Esa máscara ayudó al Diablo a convencer a los hombres que no existe. Cuando nadie lo reconoce, más poder ejerce. Dios se definió a sí mismo como «Yo Soy el que Soy», y el Diablo como «Yo soy el que no soy»». (1)
El prelado aclaró -hace 71 años- que la caricaturesca imagen del diablo es un simple mito:
«En ningún lugar en las Sagradas Escrituras encontramos asidero para el mito del Diablo como si fuera un bufón y como el primero en vestir de “rojo”. Más bien se lo describe como un ángel caído del cielo, como “El Príncipe de este mundo”, cuya misión es decirnos que no hay otro mundo. Su lógica es simple: “si no hay Cielo, no hay Infierno; si no hay Infierno, entonces no hay pecado; si no hay pecado, entonces no hay ningún juez, y si no hay juicio entonces lo malo es bueno y lo bueno es malo”. Pero por sobre todas estas descripciones, Nuestro Señor nos dice que va a ser tan parecido a Sí mismo que engañará, aún a los escogidos – y ciertamente nunca se vio que una imagen en libros de un demonio, pudiera engañar aún a los escogidos. ¿Cómo vendrá entonces en esta nueva era para conseguir seguidores para su religión?». (2)
Al Anticristo será el rey (el dictador) de este mundo y su régimen totalitario buscará dos cosas:
- La perdición de todas las almas.
- La esclavización de todas las personas.
Dice Monseñor Fulton que «En el medio de todo este aparente amor por la humanidad y su discurso superficial de libertad e igualdad, él tendrá un gran secreto que no le dirá a nadie: él no creerá en Dios. Porque su religión será la fraternidad sin la paternidad de Dios… Él va a crear una contra-Iglesia que será la mona de la Iglesia, porque él, (como) el Diablo, es el mono de Dios. Tendrá todas las notas y las características de la Iglesia, pero a la inversa y vaciada de su Divino contenido. Será el cuerpo místico del Anticristo que se parecerá en todo lo exterior al cuerpo místico de Cristo». (3)
En el aspecto religioso, vemos cómo las fuerzas del Anticristo preparan aceleradamente su advenimiento. Llevan más de medio siglo de éxitos. Baste ver lo que han logrado a partir del Concilio Vaticano II. Sin duda, podemos afirmar que la apostasía se ha apoderado del Trono de Pedro.
En lo social, el programa diabólico también avanza a pasos acelerados: disolución de las familias, anticoncepción, contracepción, aborto, divorcio, ideología de género, relativismo moral, transhumanismo, etcétera.
En lo político, la estrategia del mal se concentra en las naciones católicas, en especial España, México y Francia. La razón es muy sencilla: los Estados católicos tienen obligaciones temporales y… espirituales (entre estas últimas, colaborar con la Iglesia para la salvación eterna de las almas).
Por eso (y parafraseando a Monseñor Sheen), podemos decir que la actual España es la que no es. Es la España que está dominada por los enemigos de Cristo y de su Iglesia. Es la España de gobiernos masónicos, ateos, persecutores de conciencias. Es la España que mira cómo la casta en el poder hace hasta lo imposible por sacar los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos para -en cambio- favorecer la inmigración indiscriminada de seguidores del Profeta.
Como en tiempos de la Guerra Civil, ultrajan imágenes y profanan lugares santos, a cambio de quedar bien con las fuerzas pannacionales del Anticristo. Crucifijos, no. Todo lo demás, aunque sea aberrante, sí.
España -como México y Francia por citar a otras potencias católicas- libra una batalla metafísica crucial y definitoria contra las fuerzas del mal. En 1939, salió victoriosa. Ocho décadas después está llamada a revalidar esa victoria, porque está de por medio no sólo su propio futuro, sino el de la Cristiandad.
Notas:
- Fulton Johm Sheen. El Comunismo y la conciencia de Occidente. (Indianápolis, Estados Unidos: Bob Merryl Company. 1948), 24 y 25.
- Ibid.
- Ibid.