¿Es usted esclavo de una ideología?

Si vota a los políticos como si fuesen jugadores de un equipo de fútbol, es que la democracia no funciona.

En las elecciones 10N-2019, el PSOE obtuvo el 28% de los votos,  de ello podríamos extrapolar que, de las 244.000 personas que han perdido el empleo en el mes de enero de 2020, unas 68.320 fueron votantes del PSOE.

No siento ninguna satisfacción por esa desgracia; al contrario, conozco muy bien lo que significa entrar en una crisis económica. También he sentido  sus terribles consecuencias familiares y sociales; es una situación tan dramática que, quien la haya sufrido, no puede sentir más que compasión y solidaridad por las personas atrapadas por la crisis.

Personalmente, tuve que entrar en las tres crisis (1986, 1993 y 2007) completamente desprotegido por mis Gobiernos centrales, autonómicos y locales, porque los autónomos tienen menos derecho a ayudas económicas y sociales que los empleados y, por supuesto, mucho menos, que un extranjero ilegal.

Decidir quién nos va a gobernar es mucho más importante de lo que nos hacen creer. Cuando nuestro voto está mediatizado por factores sentimentales y emotivos; cuando lo está, por factores no racionales, la consecuencia es que nos convertimos en «esclavos» de ese voto, de ese partido político o de esa ideología.

Al votar por odio ciego o revanchismo, el votante entrega la única soberanía que ofrece la democracia a los ciudadanos: su voto, a un grupo de charlatanes que se acuerdan de él cada cuatro años porque saben que tienen su voto esclavizado. Están seguros de que les votarán aunque sus propios hijos hayan tenido que salir del país para encontrar trabajo o estén sin un empleo digno.

Usted puede salir de un partido de fútbol contento porque ha ganado su equipo; eso no va a tener consecuencias económicas, sociales, políticas o familiares para usted; pero, elegir a la gente que va a gobernar su VIDA y la de su familia durante cuatro años (si su grado de esclavitud es ancestral, entonces su esclavitud será eterna), tiene consecuencias muy importantes para sus hijos. La vida que van a llevar ellos, dependerá de lo que usted vote.

Pero, ya hemos votado. Ya tenemos los resultados de las votaciones. Ahora no queda más que esperar a que se materialicen las consecuencias. Les ruego que estén atentos a ellas. Esta vez la culpa no será de Franco y su famosa «herencia», pero es posible que se lo insinúen. Durante toda la democracia esta ha sido la mejor coartada para justificar su mala gestión de gobierno, y usted se lo ha creído.

Las crisis anteriores empezaron de igual modo: negadas por el Gobierno. Los miembros del Gobierno usaron engañosos eufemismos para referirse a la situación económica, como por ejemplo: «desaceleración económica». Esa obsesión por negar la crisis, impedía, precisamente, que tomasen medidas contra ella; de este modo se agravó tanto, que cuando las familias españolas (un matrimonio joven con dos hijos) tuvieron que dirigirse a Cáritas o a los comedores sociales, para poder comer, los políticos no tuvieron más remedio que utilizar la palabra «crisis» en los noticiarios. Pero, a todos los afectados ya les daba igual.

No se dejen engañar otra vez. Les dirán que no pasa nada, que no se preocupen, que es un ligero ajuste post-electoral. No se dejen engañar otra vez, por favor; se lo pido por el futuro de sus propios hijos.  Escuchen la Voz de los que hablan con claridad de cosas reales y concretas. Los que hablan de mejorar la calidad de vida de TODOS los españoles, y no solo de algunos orgullosos colectivos. Huyan de los que les nublan el cerebro con términos abstractos y narcotizantes como: solidaridad, libertad, marginación…, que se han convertido en una espesa masa melosa en la cual los votantes se encuentran atrapados sin posibilidad de soltarse.

Ser esclavo de una ideología en una democracia; ¿puede haber mayor contrasentido?

Vote pensando en las consecuencias para su familia y no como si se fuese a ver un partido de fútbol el domingo. Si todo va bien será gracias a usted; si todo va mal será por culpa de usted. Piénselo.

No siempre fue así.

Dato para la Memoria «Histriónica». Paro en España al morir el Dictador: 4%

 

José Enrique Catalá

Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia. Especialista en Hª Medieval. Profesor. Autor del libro: Glosario Universitario.

Publicaciones relacionadas

Un comentario

  1. Estoy totalmente de acuerdo. Pero la mayoría tiene muy poquita memoria. En vez de memoria histórica se debería fomentar la memoria a corto plazo e ir marcando las promesas políticas que se han llevado a cabo. Pero desgraciadamente la gente vota por devoción.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba