Es el coche eléctrico: lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible (1)
El coche eléctrico entendido como el enchufable, anticipo que no es la solución, pese a la religión climática de los rojos y adoptada por los tontos de la derecha acomodaticia europea.
Lo que se pretende con este tipo de coches es reducir las emisiones de CO2 y la contaminación en las ciudades. Como liberal que soy, si alguien quiere usar libremente esa tecnología, que lo haga.
Respecto a la contaminación in situ en las ciudades podemos decir que, si supone un beneficio, ya que no emiten gases contaminantes. Hay que decir que los nuevos combustibles emiten muy pocos gases contaminantes, por lo que el impacto tampoco es muy relevante. Primera conclusión, para ciudades si hay beneficio, aunque escaso y en medio rural no aporta nada relevante.
Respecto a las emisiones de CO2. Primero niego la mayor respecto a la religión del cambio climático por lo que ya sobraría el resto del comentario. Pero aun asumiendo ese postulado religioso falso, el coche eléctrico hay que cargarlo de electricidad y esa electricidad también emite CO2 siempre que no sea generada por renovables. Dicho esto, ya vemos que el eléctrico algo bajaría las emisiones, pero no es la panacea.
Pero es que, además, el eléctrico tiene muchas dificultades para poder fabricarse y utilizarse. En lo que se refiere a fabricarse, requiere de unas costosas baterías que se fabrican con ciertos minerales que hay que extraer de la tierra, haciendo grandes minas, contaminando la tierra. Ejemplos de esos minerales son níquel, manganeso y cobalto, además de litio. Fijémonos en la hipocresía “verde”, que cuando en España se ha dicho que hay potencial para extraer litio en ciertas regiones, rápidamente han salido a decir que no. Quieren baterías, pero que la extracción del mineral, la hagan los países pobres en condiciones paupérrimas de trabajo. Esos minerales hay que tratarlos, contaminando el ambiente y usando agua que es un recurso escaso.
En lo que se refiere a utilizarse, la cosa es aún más compleja. ¿Enchufar 20 millones de coches en la calle en España? Porque no todo el mundo tiene garaje en su casa para enchufar. Además, esa electricidad habría que generarla y no hay capacidad actualmente. Y luego el tiempo de carga, haces 350 kms y a parar esperar media hora mínimo si encuentras cargador rápido, y si no, unas 4 horas para poder avanzar. Y luego, a encontrar donde enchufar. La infraestructura necesaria sería inviable y costosísima. La pagaríamos los de siempre, con un encarecimiento brutal de la energía.
Por último, las baterías se agotan y hay que desecharlas. Más contaminación, aunque una parte se pudiese
reciclar.
Bueno pues con este panorama, los políticos europeos (hay que salirse de Europa) y obvio los sectarios de España, también los del PP, nos impiden circular por la ciudad, marcándonos como hacían los nazis a los judíos con unas etiquetas y poniendo multas a quien se revele contra su libertad de circular. Cuando compramos el coche no nos dijeron que no íbamos a poder usar el coche. No se dónde está la Justicia. No se pueden aplicar medidas con carácter retroactivo. Además, subvencionan a los compradores de alto poder adquisitivo de estos carísimos coches eléctricos, con nuestro dinero que pagamos en impuestos.
Resumen, vivimos en un régimen de corte totalitario comunista o socialista, que da igual, legislando sobre la base de falsedades o dogmas neo-religiosos y con carácter retroactivo.
Dicen que España es un país aconfesional según la Constitución. Entonces no se entiende que estemos
sujetos a la religión climática y tengamos una ministra “obispa” del tema llamada Teresa Ribera. Algo tiene que hacer la Justicia para evitar esta anomalía inconstitucional. Crucifijos no, pero etiquetas climáticas sí.
(1) Charles Maurice Talleyrand (estadista Francés) y Rafael Guerra (torero Español)