Entrevista a María Teresa Caridad Moragón: “Es muy preocupante que inventen una vacuna que no lleva los mismos protocolos que el resto”
Entrevistamos a la hija del histórico abogado Manuel Caridad Igelmo, de la antigua organización sindical española OSE. María Teresa es licenciada en Derecho y acumula una consecuente labor en diversos frentes políticos. En esta ocasión nos comentará sus impresiones sobre la actual crisis sanitaria, entre otras cuestiones.
¿Qué opinión le merece la actual epidemia –o pandemia– por coronavirus?
Sería exagerado decir que es una epidemia. La definición de pandemia la cambió en su día la OMS. Solo hay que atender a las cifras, que son muy parecidas a la gripe estacional y que misteriosamente ha desaparecido, para darse cuenta de que no hay pandemia. En todos los países, las cifras oficiales son muy bajas para calificarlo como pandemia.
¿Asoma la vacuna como única solución?
Es muy preocupante que inventen una vacuna que no lleva los mismos protocolos que el resto. Siempre ha habido una experimentación en laboratorio que ha durado años, en virus totalmente aislados y secuenciados. Esto no ha ocurrido porque es un proceso que lleva muchos años. Es totalmente experimental, con la diferencia de que se prueba en seres humanos.
Lo hacen porque los ciudadanos se dejan.
Me produce escalofríos. La sociedad ha aceptado todo. Van tapados como animales, con un bozal, tapándose la cara, que es el espejo del alma. Somos seres anónimos, no conocemos a los amigos que pasan a nuestro lado. La gente acepta el distanciamiento social de sus seres más queridos, de sus parientes y de sus amigos.
¿Por qué han aceptado?
Todo apunta a que ya había una ingeniería social, una preparación para que las personas aceptaran. Desde la televisión, que es el instrumento de perder tiempo más grande que se ha inventado, también les han adoctrinado.
¿Han elegido ser esclavos?
Estamos ante la muerte de la libertad. Podríamos habernos rebelado ya durante el encierro. Fue terrorífico. Nunca se ha demostrado en ninguna epidemia que el confinamiento de toda la población fuera solución de nada, y nunca se había hecho un confinamiento general. Es muy extraño que se haya aceptado de tan buen grado.
¿Cómo lo han hecho?
Hablamos de unas élites mundialistas que gobiernan el mundo en la sombra y que están manipulando la opinión pública. Lo grave es que la población está totalmente entregada, piden que les manipulen porque ya no saben vivir. Es normal en una sociedad tan inmoral, en donde todo vale, que acepten todo.
Las consecuencias humanas pueden ser incurables.
El hombre, por definición, es un ser social. Al mismo tiempo, la familia es el soporte del ser humano. Son dos pilares que están destruyendo. La falta de sociabilidad nos hace menos personas, y no tener familia nos deja sin soporte, aislados. Esto hace posible la manipulación. Llevan mucho tiempo actuando, pero han dado el golpe de gracia. El ser humano queda a merced de lo que las elites quieran hacer con él. Ahora ya estamos ante el último paso, ante el apretón final.
¿Qué les diría a los más jóvenes ante el desastroso futuro que el Nuevo Orden Mundial les tiene preparado?
Que si no dan un giro tremendo a sus vidas –cosa que por ningún lado se aprecia– no tienen futuro. Los arcanos de la historia solo los sabe Dios, pero podría ser que, si dieran un viraje de 180 grados, salvasen su generación y volviesen a los valores tradicionales. Si no lo hacen, como todo parece indicar, no tiene futuro. Sería como en las películas, cuando sale “fin” al terminar.
Háblenos algo de su padre, quien fuera un destacado prohombre del mundo militar español. ¿Qué recuerdos guarda de él?
Basta decir que fue falangista vieja guardia y voluntario de la División Azul para dejar constancia de su patriotismo. Guardo recuerdos imborrables, tanto de su formación humana y religiosa como del interés tan grande que tuvo por la educación de sus hijos. Desde pequeña, mi padre me daba formación religiosa y humana. Me quedó muy grabada y me sirvió mucho para aplicarla en la vida. Recuerdo su biblioteca, a la que iba desde que aprendí a leer. Su legado ha sido un tesoro.
También hablaba con él de su misión en Rusia.
Contaba que los campesinos les agradecían que les ayudaran a librarles del comunismo. Los niños jugaban con ellos, se les subían a los hombros y se notaba en el pueblo ruso un deseo de salir de ese régimen que, desgraciadamente, no se pudo conseguir.
Usted fue educada en la defensa de unos valores que, hoy por hoy, no están de moda.
Me enseñaron la defensa de esos valores eternos y me sirvieron muchísimo. He sabido defenderme de las mentiras históricas. Por ejemplo, a los miembros de la División Azul se les ha tachado de nazis y de ir a ayudar a Hitler, cuando no hay nada más lejos de la verdad. Mi padre repetía –como lo repiten muchos hijos de divisionarios– que fueron a luchar contra el comunismo. Es penoso ver cómo ese comunismo está sacando ahora todas las garras.
Por desgracia, no pudieron derrotarlo…
Está imponiéndose en todo el mundo, cosa que no había sucedido antes. Mi padre siempre decía que no nos sirvió de nada ganar la guerra de España porque perdimos la mundial. Esa frase me ha quedado indeleble. Define perfectamente la situación actual.
La catástrofe moral que azota España hunde sus raíces en una perversión básica extraña a la naturaleza del ser español: el liberalismo corruptor y aplanador. ¿Qué situación le merece la situación actual?
Es obvia, no hay que explicarla. Es lamentable y carente de valores. El liberalismo es terriblemente corrosivo, ha sustituido el culto al hombre por los valores eternos. Ahora, Dios es el hombre. Vemos los resultados en esta sociedad que se autodestruye, que no puede seguir teniéndose en pie. Es una catástrofe moral de dimensiones abismales. Salvo que hubiera un movimiento de regeneración, que por las circunstancias actuales no lo creo, no se va a poder levantar. La gente está aplastada por la propaganda y las mentes no son lúcidas. A esta sociedad enfermiza le auguro un final apocalíptico.
Todo lo contrario que hace unas décadas, cuando por lo menos había cierta disidencia.
Vivimos en una sociedad monstruosa. Es como comparar un paisaje maravilloso con una devastación absoluta. Hay muchísima más dictadura. El gobierno de Franco era una dictablanda en la que se sostenía el orden y las buenas costumbres… La España masónica y apóstata promueve la destrucción de la mujer, y por ello ha destrozado al hombre. Ha cambiado todo de sitio, ha invertido los valores que una sociedad sana tiene que tener, y por ello ha quedado derruida.