Elecciones españolas en Cataluña

Las próximas elecciones en Cataluña, el 14 de febrero, no tendrán una mera finalidad territorial porque la Generalitat no se está limitando a hacer una política autonómica. Está intentando cambiar España al no respetar la Constitución. Se salta a la torera el articulo uno ya que pretende que no se tenga en cuenta la “soberanía del pueblo español” sino tan solo la soberanía del pueblo catalán y no reconoce a España como Estado de Derecho pues incumple las sentencias del Tribunal Supremo, que incompresiblemente siguen incumplidas. No reconoce lo que dice el artículo 2 que es “la unidad indisoluble de la nación española”, que es el fundamento de la Constitución de 1978 y por supuesto rechaza también el artículo 3 que establece que el castellano es la lengua oficial del Estado, pues la ha eliminado como lengua vehicular en la enseñanza y multa a quienes rotulan su establecimiento sólo en castellano, pero no sanciona a quienes rotulan sólo en catalán.

Por mucho menos de todo esto, en muchos países de Europa, habrían sido suspendidos los partidos que propugnan estas políticas y mucho más aun los que se atrevieran a ponerlas en práctica. Mientras que los españoles no tengamos en cuenta que este es el programa principal de Cataluña no habrá solución. Ahora bien, los partidos políticos son los que tienen la función constitucional de concurrir “a la formación y manifestación de la voluntad popular”. Ellos, y en particular sus líderes, tienen la mayor responsabilidad en el futuro de España. Deberían preguntarse si recuerdan el espíritu de entendimiento con que se hizo la Transición. Deberían preguntarse si tienen visión de Estado. Los partidos independentistas tienen clara su posición y su visión del futuro, pero ¿y los partidos españoles? Durante el primer decenio de la Constitución cabe que muchos ciudadanos, con muy buena voluntad, fuésemos engañados por el “autonomismo españolista” de Pujol e incluso del inefable Roca. Pero hoy las cartas están sobre la mesa. Ha habido un intento de golpe de Estado que han sentenciado los Tribunales, con dudas sobre si era rebelión. Concluyeron que solo era sedición, pero que en todo caso era un delito muy grave.

El presidente Sánchez hizo lo contrario de lo que había dicho en la campaña electoral, cuyos resultados son los que ahora le mantienen en el poder. Pagó el precio que le exigió el independentismo y continúa empujando a España hacia el abismo de la ruptura y la fragmentación. Ante esta situación es necesaria una política española contundente que les diga claro que no es “fraternidad” querer romper España, que no es “igualdad” cuando se contribuye a crear un contexto en el que cada territorio va a lo suyo y en el que la solidaridad autonómica ha desaparecido y que no hay “libertad” cuando se te sanciona o impide utilizar tu lengua materna.

Ya se están viendo las coacciones que se hacen contra VOX en la campaña electoral. ¿Acaso se pretende tolerar que Cataluña sea una gran Alsasua? A tenor de la actitud del gobierno parece que sí. Volvemos a pautas de conducta intolerables en una democracia. El Estado de Derecho debe hacerse respetar con todas las armas que la ley le otorga. Precisamente esa falta de respeto de la democracia y esa tolerancia del desorden público fue lo que envenenó a la República española apenas un mes después de que se hubiera proclamado. Y fue esa tolerancia la que dio lugar al golpe de Estado de 1934 y a los desórdenes que en 1936 precedieron al golpe militar de Franco. También es cierto que nuestra Constitución nació marcada por la incapacidad de frenar a ETA con todas las armas del Estado de Derecho. Si se hubiese hecho no habría ocurrido el 23F ni se hubieran creado los GAL. Como decía Karl Popper “Debemos reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes” La realidad es que fue un fracaso no derrotar a ETA policialmente, debido al bandazo que dio el presidente Zapatero, y ese cáncer envenenó y sigue envenenando nuestra democracia que se haya muy lejos de “garantizar la convivencia democrática” a que alude nuestro preámbulo constitucional.

Por todo ello, las elecciones autonómicas en Cataluña son elecciones españolas, de trascendencia para toda nuestra nación. Si se carece de visión de Estado nuestro futuro como pueblo español y nación española es inquietante. Oremos, los que creamos en la posibilidad de apoyo desde la dimensión trascendente y deseemos, los que no creamos en esa dimensión, que se generen buenas vibraciones para que la armonía entre todos los ciudadanos y territorios se haga realidad en nuestra Patria.

Enrique Miguel Sánchez Motos

Administrador Civil del Estado. Autor del libro “Historia del Comunismo. De Marx a Gorbachov, el camino rojo del Marxismo”

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