El Vita. El cofre del tesoro del Frente Popular (1939)
En 1941 fueron halladas en el fondo de la laguna de la Luna, en Nevado de Toluca (México), varias cajas metálicas con la marca: Monte Pío de Madrid. La gente no comprendía cómo habían podido llegar allí desde tan lejos.

El 28 de febrero de 1939, partió del puerto francés de El Havre, un yate de 62 m de eslora que había sido adquirido para la República por orden del Presidente Juan Negrín. Zarpó con la orden de atracar en Veracruz (México), pero nunca llegó a ese puerto.
En dicho yate fueron embarcadas un gran número de “maletas” (de Francia salieron 120, a México llegaron 110) que en realidad eran cajas a modo de contenedores, con objetos de extraordinario valor artístico, cuadros, esculturas, monedas de oro y plata de gran valor numismático, joyas y dinero en metálico y financiero, que habían sido «incautados» en España, a lo largo de la guerra civil en la zona controlada por los republicanos.
Esto sucedió el 28 de febrero de 1939, pero naturalmente, el proceso de preparación debió iniciarse en 1938 tediosamente, sobre todo por el secretismo de la operación. Es decir, en 1938, los políticos ya estaban preparándose una huida económicamente cómoda.
Se conoce como «Tesoro del Vita», porque efectivamente era un tesoro tal y como los que solían esconder los piratas del Caribe. El Frente Popular ya había vaciado las arcas del Estado español, entregando el oro a Rusia.
Lo que contenían esas cajas eran objetos robados directamente a ricos, joyerías, casas de empeño, e incluso a las oficinas del Monte de Piedad (casa de empeños de los más pobres), que habían acumulado las autoridades políticas del Frente Popular. Existe un inventario del Presidente de la Caja de Reparaciones, Amaro del Real, indicando su procedencia.
A finales de marzo de 1939, ya esperaba el yate el socialista Prieto en Veracruz, pero sufrió un retraso por hacer una escala no prevista en La Habana (Cuba), donde se descargaron 10 cajas, de las cuales se les perdió el rastro.
Al llegar al puerto de Tampico (México), los cuatro carabineros españoles que custodiaban el cargamento, tomaron un vuelo a La Habana, pero al descender del avión fueron acribillados por «incontrolados» (ya sabemos por la historia de España que ese término se usa cuando quieren ocultar la responsabilidad de los verdaderos asesinos).
Llegado el barco a Tampico, puerto militar, se hicieron cargo de él los militares mexicanos. El tesoro fue llevado en varios vagones de ferrocarril a la Ciudad de México. Allí, el Coronel Núñez y los generales Manuel y Maximino Ávila Camacho se entrevistaron con el general Lázaro Cárdenas, que en ese momento era Presidente de la República mexicana.
En dicha reunión decidieron que el tesoro sería repartido entre Cárdenas, los Ávila Camacho, el Gral. Rafael Pedrajo, Ignacio García Téllez, Isidro Fabela, representante diplomático de México en la España republicana y Vicente Lombardo.
Decidieron que el convoy militar con su contenido se trasladase a la casa propiedad de Maximino Ávila Camacho en San Ángel Inn, donde sería desmontado, puesto que su único interés era fundir los metales preciosos.
De allí fue trasladado al Parque Nacional de Nevado de Toluca. El ejército cercó las lagunas de El Sol y de La Luna, construyeron un crisol de fundición y procedieron a la fundición del oro y la plata. Hoy todavía existe esa construcción.
Quedó bajo la tutela de Isidro Fabela en su casa “El Risco” de San Ángel, la parte del tesoro formada por las obras pictóricas y esculturas, entre los cuales se encontraba el Clavo de Cristo, sustraído por los republicanos del Palacio de El Escorial, el cáliz de la catedral de Toledo o el manto de las 50.000 perlas.
Ahí tienen la razón por la cual el Presidente de la República Mexicana en esas fechas, Lázaro Cárdenas, decía a los medios de comunicación que los españoles que llegaban al país como refugiados, no iban a suponer una carga para el país, y los aceptó de buena gana. La contrapartida fue procurarles puestos de trabajo burocráticos o darles ayudas para crear empresas.

Negrín decía que el valor del tesoro era de unos 40 millones de dólares (otros dicen que 300); tras la venta obtuvieron entre ocho y diez millones. Por las disputas por la administración del tesoro entre los dos políticos, Negrín y Prieto, se crearon dos organismos antagónicos de ayuda a los refugiados: la SERE y la JARE.
En los años 70, el general Pedrajo todavía mostraba con orgullo un reloj de leontina que provenía del botín del Vita.

