El PP está perdiendo el norte
Entre otras, por las siguientes razones:
Se rebaja a negociar con el Gobierno golpista, la renovación del Consejo General del Poder Judicial, con Reynders, un tramposo mediador europeo, que no se atreve a meter en cintura a España, cuando si lo hizo con Hungría y Polonia, por temas mucho menos graves.
Pacta con el PSOE las Comisiones para el Congreso, dejando fuera de ellas a VOX, y permite la entrada de Sumar y los partidos nacionalistas.
Accede a la reforma del Artículo 49 de la Constitución, propuesta por el PSOE, para cambiar disminuido por discapacitado (como si esta cuestión fuera a solucionar todos los problemas de España), y le meten por la escuadra el gol que discrimina a los varones en esta materia (por esta razón VOX votó en contra).
El nuevo gobierno del PP en Baleares acaba de rechazar la petición de un padre, para que su hijo pueda recibir las clases en castellano en al menos un raquítico y miserable 25%.
Pacta los debates electorales en Galicia, permitiendo la entrada de Sumar y Podemos, y deja fuera a VOX, que está en las mismas condiciones que los otros dos.
Propugna, de nuevo, una campaña en los colegios de Galicia, para que durante tres semanas los niños no hablen español, ni en el colegio ni en sus casas, emulando a los criticados catalanes.
Y por último, solo le queda que el Senado, donde el PP tiene mayoría aplastante, frene sin ningún miramiento la inconstitucional Ley de amnistía, demostrando que su enemigo no es Abascal, sino Sánchez.
De lo contrario, si Feijóo no cambia de rumbo, VOX tiene asegurada su supervivencia.