El marxismo del partido social-sanchista
El socialismo español -por favor, no se sientan insultados los europeos- es un camarote de barco en el que entra y sale quien quiere, como quiere y cuando quiere, y además, se lleva lo que quiere, cuanto quiere y a donde quiere.
No recuerdo el nombre de la película, pero sí la frase que dijo Groucho Marx con tono solemne y contundente: “¡Señores! ¡Estos son mis Principios!… Si no les gustan… tengo otros.” Tal vez fuera “Sopa de Ganso” o “Una noche en la ópera” (“La parte contratante de la primera parte contratante…”).
Recuerdo que era un tono de los de que suelen utilizar Zapatero y Sánchez cuando quieren decir algo que no se creen ni ellos: serio, circunspecto, silencioso, grave, y con una pizca de agresividad en la mirada para parecer inteligente; el semblante inquisitivo y amenazador, los rasgos faciales tensos y duros (a lo mejor lo de “caradura” viene de ahí”). Un tono y una pose muy estudiada y practicada frente al espejo.
Desde este punto de vista, Sánchez y el Partido Socialista Obrero Español son lo más “marxista” que conozco. El marxismo “grouchiano”, finalmente ha derrotado al marxismo “engeliano”.
Creo que no existe ningún tema o asunto de importancia sobre el cual los socialistas sanchianos no hayan vertido opiniones distintas e incluso contrarias. He llegado a la conclusión de que el socialismo español carece de las encomiables propiedades físicas de los sólidos, y es más bien como el agua desmineralizada, o un etéreo, volátil e inconsistente gas aromático que adopta la forma del recipiente que los contiene.
El socialismo español -por favor, no se sientan insultados los europeos- es un camarote de barco en el que entra y sale quien quiere, como quiere y cuando quiere, y además, se lleva lo que quiere, cuanto quiere y a donde quiere.
Digo todo esto por lo del espionaje: Los socialistas estrechan su confianza con independentistas pero luego desconfían de ellos. Que una ley impide que se apruebe lo que dicen las socialistas, pues no pasa nada, se cambia la forma de votar y ya está. Que Marruecos me amenaza con invadir Ceuta, no pasa nada, le doy el Sáhara. Armas, de entrada No; Armas, de entrada Sí. Que se enfadan los espiados, pues les doy las llaves de las cajas con documentos secretos.
Aquí no pasa nada. El socialismo ha perdido (si alguna vez los tuvo) todos sus Principio. Es un partido, en términos de la física, maleable y dúctil. En términos biológicos, camaleónico y siempre dispuesto a la metamorfosis.
Ya no sé si los socialistas españoles están en contra de los ricos o a favor de ellos; en contra de la guerra o en contra de la paz, no sé si son antiamericanos o proamericanos; no sé si son pro-Rusos o anti-Rusos; ya no sé si son nacionalista, federalistas, anarquistas o republicanos, ni sé si defienden a los trabajadores o a los funcionarios. Si defienden la libertad de prensa o la persiguen, si defienden la Justicia y la Verdad o las desprecian, …
No sé, en definitiva, si los socialistas son de izquierdas o lo parecen algunas veces y otras no o son, sin embargo, todo lo contrario (como diría Jardiel Poncela).
Pero una cosa sí sé: Las socialistas y los socialistos españoles, tienen los Principios del marxismo «hollywoodiense» de los años 50.
Son más MARXISTAS que nunca. (Y más marxistos; no se me vaya a ofender nadie).