EL LOBO (Sánchez) Y EL CORDERO (Feijóo)
Lamentablemente se está imponiendo esta fábula en la actualidad política española.
El lobo, ya se ha hecho con el control de las instituciones más importantes de nuestra maltratada España. A saber: La Fiscalía general del estado. La abogacía del estado. El CNI (Centro nacional de inteligencia). El CIS (Centro Investigaciones Sociológicas). El INE (Instituto Nacional Estadística). El Tribunal de Cuentas. La CNMV (Comisión Nacional Mercado Valores). El Consejo de Transparencia. La poderosa multinacional INDRA. La influyente RTVE (Radio Televisión Española). El Defensor del Pueblo. Y la lista podría seguir.
¡Ah! pero para rematar la jugada definitiva del control de nuestra maltrecha democracia, le falta el premio gordo, el que puede remover los cimientos de todas las restantes instituciones del Estado, el CGPG (Consejo General Poder Judicial) y a través de este llegar hasta el TC (Tribunal Constitucional) que realmente es el máximo intérprete de nuestra Constitución, y el que tiene pendiente de resolver temas tan escabrosos y delicados como: La ley de plazos del aborto. La ley de eutanasia. La ley Celáa. Los recursos de amparo de los condenados del “proces”. La reforma de la ley del Poder Judicial. Y muchos más.
Así, pueden comprender la enorme trascendencia que tiene la guerra despiadada que en estos momentos libran el Gobierno y el Partido Popular, pues en ello les va su futuro político o electoral, que es lo mismo.
Pero mientras la posición del sanchismo se entiende perfectamente, no así la de Feijóo, que no aprende, y que cándidamente habla de pactar el cambio de vocales del CGPJ y luego dejar por escrito la reforma del citado organismo, cuando no hay escrito más claro y contundente que el de nuestra Constitución, y el Gobierno es el primero en no respetarlo, como en el caso del lastimoso 25% del español en Cataluña.
Pero ya conocemos la escasa mala uva que tiene la derecha cuando se trata de hacer frente a los lobos de la izquierda, por lo que Feijóo nunca debería caer en la trampa de aceptar el negociar ningún vocal del CGPJ, mientras previamente no se haya modificado el procedimiento de la elección de estos vocales, para respetar la independencia del Poder Judicial, conforme a lo que dispone nuestra Constitución y las directivas europeas.
Porque aparte de fábulas, la triste realidad es que en España, nunca hasta ahora, había corrido más peligro nuestro Estado de derecho.