El humo de Satanás
España, Patria traicionada, Patria devastada, casa desolada batida por el viento…
Después de la España nacionalcatólica del franquismo vino la democracia, y durante décadas creímos que estábamos viviendo un sueño maravilloso, que nos llevó a danzar y bailar en bellas noches en nuestros jardines, en hermosas verbenas patrias que nos llenaron de regocijo y de orgullo, porque creíamos estar viviendo en el país de las maravillas, creyendo que habíamos desarmado y hecho cautivo para toda la eternidad al ejército rojo, que habíamos exterminado al Leviatán rojo al que hasta entonces nadie había podido domeñar.
Mas la democracia no nos ha llevado a ninguna apoteosis patriótica de destino en lo universal, a ninguna gloria galáctica, porque desde la Transición volvió a resurgir ―como un Ave Fénix― la España liberal-bolchevique, la que protagonizó la empresa revolucionaria de la Segunda República, la que pretende llevarnos nuevamente hacia la chatarra interestelar de una Tercera República, hacia el agujero negro de un populismo luciferino, hacia los escoriales globalistas donde aliens rojos y ectoplasmas de milicianos insepultos de toda calaña devorarán nuestros huesos: así es como hemos pasado del infinito al cero, del incienso al azufre luciferino, del nacionalcatolicismo al rojopo-pulismo: sic transit gloria mundi.
Y esta España es la que tenemos ahora, descaradamente alentada y promocionada por el Nuevo Orden Mundial (NOM), pues no en vano la Segunda República fue diseñada por la mismísima «Sinagoga de Satanás».
Su triunfo ha sido posible porque los poderes globalistas han sido los que han diseñado y dirigido nuestra democracia, los que han resucitado con la inicua memoria histórica el alien de la España «roja» heredera de la República, puesto que es la que mejor sirve a sus intereses, a su objetivo de destruir nuestra Patria para entregarla en bandeja de plata a los gerifaltes del NOM. Utilizando toda su gigantesca maquinaria propagandística lavadora de cerebros; urdiendo un «Himalaya de mentiras» con las que adoctrinar a las masas aborregadas; cooptando a personajes políticos de baja estofa, corruptos y felones; alentando separatismos, promoviendo golpes y asonadas para cambiar gobiernos.
Y ésta ha sido la última traición que ha sufrido España. Porque las Patrias no solamente se desguazan diseccionando sus territorios, ya que otra estrategia para llevar a cabo su destrucción consiste en desestructurar un país desmontando sus valores tradicionales, aquellos que conforman su patrimonio identitario, utilizando para esta labor de zapa una panoplia de contravalores que desbaraten el sistema de tradiciones sobre las que se asienta la identidad de un país. Estos contravalores son precisamente los que el NOM ha inyectado en España, pues coinciden en gran medida con los que conforman la esencia de la España de izquierdas, en perpetuo guerracivilismo contra la España verdadera, la única real.
Sí, España, que viviste un sueño y ahora despiertas en una pesadilla… España, Titanic a la deriva, en plena zozobra después de chocar contra el Ice-Bilderberg, empeñado en feroz porfía en mandar a la gélida mar océana a los que le ganaron la guerra.
Sí, España pensó que, después de la Transición, el sol iba a brillar sobre nuestra historia… pero, en lugar del sol, han aparecido unas densas tinieblas, de sulfuroso hedor, que amenazan la integridad de nuestra Patria, destruyendo sus valores, sus ideales, sus principios, su historia, nuestra identidad nacional… Parafraseando a Pablo VI, podemos decir que «a través de una fisura, el humo de Satanás entró en España».