El disfraz de la libertad
En este tiempo de Carnaval no quepo en mi asombro de la cantidad de artículos de opinión que estoy viendo de ‘ofendiditos’ periodistas y columnistas con motivo de la sensualidad que traen los disfraces femeninos de diversas profesiones. Por esta razón, quiero inaugurar mi colaboración con InfoHispania en base a este tema, ya que me parece muy peligroso el punto al que estamos llegando en el que en nombre de la igualdad unos cuantos buscan coartar la libertad de un tipo de mujer que en estas fechas pretende estar tan femenina como exuberante.
Pues bien, en distintos medios de izquierdas, he llegado a leer en diversos artículos de opinión y editoriales, los ataques que se hacen a todo lo vinculado con la sensualidad en los disfraces femeninos. Parece ser que el sector ‘progre’ no es muy consciente de lo que forja al atacar a las empresas o a las mujeres que se quieren disfrazar de manera llamativa en este periodo. Les guste o no, existe un público femenino sexy y atrevido, aunque este tipo de medios pretendan no visibilizarlo para contentar a todos aquellos partidarios del discurso políticamente correcto.
Todos esos que hablan del empoderamiento de la mujer y el feminismo, son los primeros que están poniendo sus manos sobre la cabeza con motivo de que existan disfraces de médicas, enfermeras o vampiras sexys entre otros ¡como si a la fuerza, todas las mujeres fuesen obligadas a vestir con el mismo prototipo de disfraz!
Señores articulistas, editorialistas y periodistas en general, al igual que en los disfraces no existe la talla única ya que hay personas con peso y alturas variopintas, tampoco existe un estilo exclusivo dentro de un disfraz de determinada profesión. Por ejemplo, si una mujer quiere disfrazarse de enfermera, habrá marcas que potencien la sensualidad de este disfraz para mujeres más femeninas y otras que no lo hagan tanto y eso sin contar que muchos de los disfraces, aunque en los catálogos de disfraces aparezca la imagen de un hombre o niño este tipo de indumentarias pueden acabar siendo unisex siempre y cuando el peso y la altura vayan acordes con las características de la mujer.
Con la excusa de la libertad de expresión y de opinión, señores compañeros de profesión, lo que no podéis hacer es instaurar la censura indirecta desde vuestras plataformas a la hora de que una mujer tenga que vestir como vosotros lo consideréis oportuno porque un disfraz, es un disfraz y la libertad de poder disfrazarnos tiene que primar por encima de todo.