Economía española. Nuevos paradigmas (continuación)
No se pueden ganar las guerras utilizando las estrategias de las batallas del pasado. Este principio, válido en muchos aspectos de la existencia (militares, políticos, culturales…), es también aplicable al campo económico.
Ya tratamos en otra ocasión sobre los nuevos paradigmas a tener en cuenta en la Economía Española. La intensidad de la crisis económica y las amenazas actuales y futuras nos han llevado a profundizar sobre nuevos enfoques, que añadidos a los anteriores, configuran un marco de referencia necesario para la solución de los problemas de España.
En el artículo anterior propugnábamos como nuevos paradigmas económicos una lectura diferente de la Constitución; la Política como verdadero servicio; la elaboración de los Presupuestos sin déficit para amortizar la Deuda; sensatez y eficiencia en el gasto; una perspectiva soberanista de la globalización; una escucha atenta a nuestra sociedad, y la necesidad de un Proyecto Económico a largo plazo, entre otros.
Intentaremos complementar el artículo anterior incluyendo nuevos paradigmas, o enfoques actualizados de criterios ya conocidos, con el objeto de tener claros los principios en los que se ha de inspirar cualquier Proyecto Económico a corto o a largo plazo:
BIEN COMÚN
El Bien Común es un principio básico de la Doctrina Social Católica; no es ningún invento progresista ni socialista, y debe inspirar toda la acción política y económica.
Por Bien Común se entiende “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección”(https://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html#SIGNIFICADO%20Y%20UNIDAD).
El concepto del Bien Común es fundamental para evitar caer en los sectarismos y visiones parciales que los políticos han implementado en España desde hace décadas.
La doctrina del Bien Común está basada en valores superiores; incluye a todos los sectores sociales; contiene una visión global de la Sociedad, y está por encima de partidismos o apriorismos ideológicos.
El concepto de Sostenibilidad implícito en la Agenda 2030 es incompleto y erróneo en muchos aspectos, ya que no incluye ningún tipo de valor moral o ético superior. Es el Bien Común el que incluye estos valores, y por tanto es de alcance y rango superior a la Agenda 2030. Por ello, el Bien Común, entendido de acuerdo con nuestra perspectiva, es el verdadero concepto integral al que tienen que estar subordinadas las políticas de la Agenda 2030. Y en caso de conflicto, prima siempre el Bien Común sobre cualquier criterio contenido en la Agenda 2030.
UNIVERSALIDAD
Una Política económica de Estado debe contemplar a todos los sectores sociales: Emprendedores, empresas, trabajadores, profesionales, personas necesitadas; y todos los sectores económicos: primarios, industrial, servicios.
Queremos detenernos en particular en un grupo social muy numeroso, que está sometido a la voracidad de muchos y sobre el que se vierten innumerables falacias: los pensionistas.
Los miembros de la oligarquía partidista amenazan siempre con que una reducción de impuestos supondría, entre otros, el deterioro de las pensiones; ellos no se ven a sí mismos ni su propio coste como prescindibles, o disminuyendo sus innumerables privilegios (gastos pagados, buenos sueldos, pensiones más altas). Hora es ya de buscar soluciones a largo plazo.
Las pensiones suponen un gasto de unos 120.000 M de euros al año. Pero el gasto financiero provocado por la deuda Pública es de 27.000 M al año; y el gasto debido al desempleo es de 25.000 M anuales. Los expertos (https://www.ieemadrid.es/wp-content/uploads/IEE.-Revista-N.o-1-2022.-Por-una-mejora-de-la-eficiencia-del-gasto-publico-en-Espana-1.pdf) cifran las ineficiencias del gasto público en 60.000 M anuales, y otros (https://rebelionenlagranja.com/noticias/espana/conversaciones-con-francas-jose-ramon-riera-espana-puede-ahorrar-100-000-millones-de-e-20201111) en 100.000 M de euros anuales. No incluimos el detalle de los despilfarros en chiringuitos, bienestar de políticos, o subvenciones ideológicas, empresas y TV públicas y un largo etc., que se puede estimar en varias decenas de miles de millones de euros más.
No es el gasto en pensiones el causante del déficit público, sino muchos otros gastos ocasionados por la mala gestión de los partidos del consenso progre. No se puede atemorizar ni culpabilizar a los pensionistas de los errores cometidos por los integrantes de la oligarquía partidista durante décadas.
Además de reducir o eliminar los gastos anteriores mediante las políticas adecuadas y de muchas otras medidas, cabe pensar en políticas defensoras de la natalidad; en eliminar el IRPF de las pensiones; en plantear sistemas privados o públicos de pensiones -recordemos: la libertad de elección es siempre el sistema más eficiente-; y sobre todo, tener en cuenta que el déficit de la seguridad Social en el pago de pensiones no se produce porque las aportaciones actuales sean insuficientes, sino porque durante décadas la oligarquía partidista se ha «comido» dichas aportaciones. Como el hijo despilfarrador que deja a sus padres sin los ahorros de toda una vida porque se lo ha gastado en juergas. No se cumple el primer principio de un sistema de pensiones, que cada cotizante haya creado a lo largo de su vida un fondo (mochila de las pensiones) que cubrirá su pensión futura; ya está gastado antes de empezar a percibir una pensión.
TRABAJO Y PROPIEDAD
El pseudo-dogma marxista de la lucha de clases ha traído a la humanidad más situaciones de violencia, odio y explotación que cualquier otra idea. Frente a ello, una visión que incorpore la buena relación entre el trabajo y la propiedad y que se extienda a la Economía supondrá una importante ventaja competitiva, tanto en el aspecto económico como en otros aspectos inmateriales. La paz social, el espíritu cooperativo, ensalzar la búsqueda de la excelencia, defender el mérito, sólo pueden suponer ventajas para una sociedad en la que ahora el Estado castiga a los emprendedores, promueve la dejación de la responsabilidad individual o favorece la vida subsidiada.
Los autónomos, las PYMEs, los pequeños negocios deben ser cuidados por el Estado; o utilizando una expresión popular, que por lo menos les dejen en paz y no les castiguen.
Hay que destacar a un numeroso grupo social actualmente sometido a la voracidad de nuestros políticos: Los profesionales que desarrollan su trabajo, bien en modalidad libre, en empresas o en la Administración; y muchos mandos o cuadros intermedios que forman parte de nuestro aparato productivo.
Todos ellos tienen la característica común de ser cualificados, por su formación, sus capacidades o su esfuerzo. Constituyen un sector crucial en el buen funcionamiento de la actividad económica, y por ello mismo, son siempre los más perjudicados por el consenso progre: Una fiscalidad que les ahoga especialmente; un sistema educativo que favorece la mediocridad y castiga la excelencia; el tratamiento de masa indiscriminada que las empresas globalistas y la Administración dan a estos colectivos; el ninguneo a que les someten los denominados sindicatos de clase.
Es imprescindible potenciar y distinguir a este amplio sector. Una actitud adecuada de apoyo, de reconocimiento de su importancia y de su papel social, y de promoción de la excelencia favorecerán que los auténticos motores silenciosos de la economía tiren con fuerza.
Otro sector en el que el trabajo y la propiedad están vinculados es la Economía Social, o Cooperativismo. Esta forma de trabajo presenta múltiples ventajas: favorece y extiende la propiedad individual, es un sistema solidario, y además es difícil que en nuestro mundo globalizado haya empresas o fondos extranjeros que adquieran cooperativas españolas: todo se queda en casa. Promover la Economía Social, el cooperativismo, implica apostar por un sector importante para mejorar nuestra soberanía económica y extender la paz social.
JUSTICIA
Si se quiere conseguir una mejora económica duradera, está claro que hay que resolver el problema de la economía sumergida: aquella parte de la actividad económica que no paga impuestos.
En el actual Estado ineficiente en la gestión de la Economía, es muy probable que los impuestos abusivos, la inflación de puestos políticos innecesarios, la corrupción, el despilfarro, puedan inducir a muchos a no pagar impuestos.
Pero aquí estamos diseñando un futuro diferente. Imaginemos por un momento (a lo mejor no está tan lejos, mantengamos nuestros sueños) que llega a la dirección del Estado un grupo de hombres y mujeres valerosos y honestos, que tratan de luchar de verdad por el bienestar de los españoles. Promover la actividad económica, cortar de raíz el despilfarro, bajar los impuestos de verdad… ¿nos parecería justo que algunos siguieran sin pagar sus impuestos?
Más aún si existe la sospecha de que parte de ese dinero oculto puede tener orígenes no legales: blanqueos, actividades delictivas, corrupción, o de movimientos especulativos de fuera de nuestras fronteras. No debe ser motivo de preocupación que el mejorar la recaudación nos haga menos “competitivos” fiscalmente. En el escenario deseado que ahora sólo intuimos, España sería un país competitivo en el escenario internacional. Además, es preferible no vender nuestra dignidad con medios no lícitos.
COMPETITIVIDAD
La economía clásica establece -entre otras- varias condiciones para que un mercado sea eficiente y competitivo:
- Información perfecta para productores y consumidores
- Inexistencia de barreras de entrada en la industria o en los negocios.
- Multitud de compradores y vendedores, sin que puedan alterar individualmente la dinámica del mercado ni sus precios.
- Respeto a los derechos de propiedad y Justicia independiente.
- Imparcialidad de las Administraciones públicas con relación al mercado
La realidad económica española actual no cumple ninguno de los requisitos exigidos. No se respetan adecuadamente los derechos de propiedad, el Estado toma partido en las condiciones de mercado, y existen numerosos oligopolios que deben su creación y mantenimiento a la acción estatal. Un capitalismo socialista de amiguetes, que impide competir a muchas empresas que no están “conectadas” con el poder. Lo vemos cada día.
Empresas de Comunicación, Media, Audiovisuales, Energía, Banca, Transportes, Suministros básicos, Servicios y otras, forman parte directamente del Sector Público, están intervenidas por el mismo, o bien actúan como aliadas en todas las políticas de los ocupantes del poder, y se benefician de ello. Es de sobra conocido el sometimiento de todo ese conglomerado económico a los objetivos del globalismo, Agenda 2030 incluida. Y la facilidad con que los políticos de todos los partidos acceden a las “puertas giratorias” creadas para recompensarles por los “servicios prestados”.
Hay que hacer competitivos todos los mercados actualmente cautivos por las redes clientelares del Estado, e implementar una verdadera libertad de mercado que favorezca la libre competencia sin trabas regulatorias ni intromisiones de los poderes públicos. Facilitar la competencia a todas las empresas, con independencia de su relación con el poder o su tamaño, eliminar las barreras de entrada camufladas creadas en connivencia con el Estado y favorecer en muchos sectores (Enseñanza, Sanidad, Pensiones, Servicios) la coexistencia y complementariedad de los sectores público y privado con verdadera libertad de elección por parte de los usuarios, y sin que prime la ideología, el sectarismo, la burocracia o el ansia de controlar parcelas de poder.
CONTROL PRESUPUESTARIO
Vemos cada día cómo los gobiernos del consenso progre se gastan millones en nuevas partidas, o nuevos gastos, después de que se hayan aprobado los Presupuestos de cualquier organismo o Administración.
Debe cambiarse el marco legal para que los Presupuestos tengan una transparencia absoluta, y para que sea imposible el camuflaje de gastos “en varios” no previstos o nuevos, una vez que se han aprobado los Presupuestos. Con los avances en las Tecnologías de la Información y los Big Data, cada vez es más fácil conocer y controlar los gastos, con el grado de detalle que se considere necesario, para evitar la permanente aparición de nuevos gastos.
SECTORES ESTRATÉGICOS
Sin ánimo de ser exhaustivos, y como preludio de planes más detallados, destacamos algunos sectores de la Economía española que requieren atención prioritaria:
Sector primario: Básico para subsistir en tiempos convulsos, en los que se pueden producir crisis de abastecimiento por los más diversos motivos. La soberanía alimentaria, la capacidad de autoabastecimiento, son valores irrenunciables.
Infraestructuras: De todo tipo (transportes, sanitarias, educativas, equipamientos, viviendas etc.), es un sector con una elevada tasa de retorno de la inversión pública, y creador neto de empleo. Y es fundamental para mantener la calidad de vida de los españoles. Acompañado de una agilización en el cambio de usos del suelo, puede ser un sector de futuro que permita a muchos españoles acceder con mayor facilidad a una vivienda.
Energía: Nuestro mix energético debe ser modificado sustancialmente. A pesar de todas las demonizaciones, el carbón, y sobre todo la energía nuclear deben ser promovidos.
Turismo: Un sector fundamental en nuestra economía, creador neto de empleo y que requiere siempre de muchas inversiones previas que también crean puestos de trabajo.
Relacionado con el Turismo, está el ámbito Cultural, en el más amplio sentido, que además puede ser útil para promocionar el valor España en todos los órdenes.
CONCLUSIÓN
Este conjunto de criterios, junto con los definidos anteriormente, constituyen un marco de referencia adecuado para resolver los problemas actuales de la Economía española.
Naturalmente, todo lo aquí expresado se basa en un determinado sistema de valores, ya explicado en su momento.
Sólo un grupo político con nuevas ideas e impulso para renovar el actual sistema político y económico podrá llevar a cabo la ingente tarea de recuperación de la Economía española. Es necesario que se produzca un cambio en personas, criterios y sistemas de gestionar la Economía. Los partidos que han formado parte del problema, PSOE, PP, PNV, CAT, extremas izquierdas, no pueden formar parte de la solución. Ya es hora de que dejen paso a otros. Entendemos que el único grupo con capacidad para hacerlo es VOX.