El innegable diseño masónico de la actual plandemia. Por Luys Coleto
“Masonería: sociedad de hombres perversos y secta criminal que ataca las cosas públicas y santas” (Pío Nono)
Sabedores de una misión redentora, recordemos dos de sus más queridas divisas. Post Tenebrax Lux y Ordo Ab Chao. El surgimiento de la luz después de las tinieblas. Y el orden extraído del caos. Magia, preferentemente derivando hacia coloración azabache. Ceremonial. Pretenden poseer una luz que no percibimos el resto de los no iniciados, una suerte de caterva de julandrones sumidos en difusas e irresolubles tenebrosidades. Y ansían multisecular objetivo: un nuevo orden que acabe con el supuesto e inducido – valga el oxímoron – caos.
Te “redimo” por las buenas…o por las malas
Entidad secreta y oligárquica. Élites de presuntos portadores de luz que se comunican sus secretitos. Arrastrando la falsa convicción de poseer una luz que deben transmitir. Por las buenas. O por las malas. Investidos de patética hiperlegitimidad o grotesco complejo de superioridad, te redimen. Lo quieras. O no lo quieras. Lo hacen todo por tu bien. Muy sencillo de comprender, remedio: quedarse en sus logias y dejar de joder al personal que no ansía ser “liberado” por tamaños payasos. Criminales, poro abierto. Hogaño, agendas mediante, genocidas.
Y creando y recreando un orden mundial formalmente democrático. En la práctica, ferozmente oligárquico. Y despótico. Tiranía pura y dura. Estado dentro del estado, tras el teatro plandémico, afán de dominio planetario. Infinito tedio: compás, escuadra, mandil.
Desde siempre, infiltrando y asaltando todo. Medios de comunicación. Políticos. Y tallando el perfil del orbe terrestre completo mediante profesores, maderos, milikitos – qué decir de las proverbiales intrigas en las logias dentro de las débiles mamadas -, servicios secretos, ropones…Y leyes.
Ingenieros sociales, modelan el mundo como si fuera plastilina
Imponen su putrefacta cosmovisión. El secreto, no la discreción, clave. Corrosiva secta: horada, taladra, agusana cualquier legítimo poder establecido. Vivaqueando desorejado oportunismo, solo busca “influir” en el mando de turno. El que sea. Modelando y remodelando las sociedades cual si fueran cera o plastilina. Diseñando el Sistema-Mundo a través de sus banquetes, tenidas y cuchipandas, más o menos depravadas.
La lealtad masónica, siempre más allá de las ficticias y circenses divisiones partidistas. Prefigurando y planificando, tantos siglos llovidos, sus queridos patrones oligárquicos. La masonería internacional siempre presta y dispuesta a ganar siempre. Como buen estado dentro del estado que se precie.
Violan y degradan nuestras vidas, personales y nacionales
Tras el frontispicio de la democracia formal, solo importa el poder real. Descarnado. Y coronado, noblezas negras pues. O sin coronar. Con todo su potencial subversivo. Conventículos de logias planificando sinárquicos futuros. Machacando, en locoides proyectos, a esclavos moderadamente “felices”: nuestro futuro si no lo impedimos. Delineándolo todo a través de un putrefacto, majadero e indigesto sincretismo de raíz aparentemente espiritual.
Regulando, controlando, vigilando. Nuestras sacrosantas vidas. Desde la cuna hasta la sepultura. Fiscalizando toda la educación: infantes sumisos, adoctrinados, estúpidos. Los mass-mierda: limitadísima información veraz y desorejada censura “neutral”. La familia, pulverizar impúdicamente. La soberanía nacional, desintegrar.
Tras el 11-M, 2004, en nuestra patria común, aceleradísimo proceso de muerte cerebral nacional. Otro 11-M, 2020, la Organización Mafiosa de la Salud declara la actual falsa pandemia. Además, devenida y revenida pantomima plan-démica. Y memento, pues, gloriosa y subrayada témpora masónica, 11 de marzo: fundación, en 1776, de la celebérrima y decisiva logia 9 hermanas.
Nací libre…moriré libre
Sobre todas las cosas amo la libertad. Ni mangoneos católicos ni socialistas: ambos, siempre, intentando teledirigir y teledirigirte. Ahora, esta perturbada Iglesia masónica. De los húmedos sueños de las sociópatas élites globalitarias tan solo puede surgir la peor de las pesadillas.
Me equivocaré (o tal vez acertaré), hasta mi postrero hálito. Pero lo haré libremente. El bosquejado mundo de estos psicóticos rabadanes pastoreando nutridísimos hatos hacia supuestas felicidades se lo dejo a otros.
En fin.