¿Derrumbe del PP? La situación. Por Pío Moa
"Vengo diciendo desde hace años que el mejor servicio que el PP podría hacer al país sería disolverse y dejar el espacio político a VOX."
No hace aún muchos meses, el PP contaba con llegar pronto a la Moncloa, y ahora se halla en situación que recuerda la de UCD en vísperas de desintegrarse. Son interesantes algunas semejanzas entre ambos sucesos. Para lo “analistas” al uso, la voladura de UCD fue asunto de personalismos en el partido. La causa real es que, para seguir en el poder era necesario pactar con Alianza Popular de Fraga, y el tontito Suárez se oponía en redondo. AP venía a ser entonces lo que la izquierda y separatistas llamaban “extrema derecha” o “fascismo”, y Suárez , el clásico listo sin mucho caletre, tenía “otros principios”. Y ahora el fondo de la disputa entre Ayuso y Casado es la cuestión de la nueva “extrema derecha”, es decir, de VOX.
El PP detesta a VOX ante todo porque le está minando su base electoral, de la que dependen sus cargos y prebendas. Lo que le pide el cuerpo es entenderse con el PSOE para frenar a VOX. Porque VOX es un partido con un discurso, cierta base cultural e ideológica, que no solo plantea una batalla política sino también cultural. Algo que no puede hacer el PP porque carece de ideas más allá de lo que llama economía y gestión. PSOE, comunistas y separatistas sí tienen ideas y por eso todos estos años han venido llevando del ronzal al PP. El cual, precisamente por su vacío mental, se considera socio de aquellos y se adapta a ellos sin problemas: Feijoo imita a Pujol en Galicia, Moreno se declara alumno de Blas Infante en Andalucía, en Cataluña y Vascongadas el PP se han ocupado de sofocar cualquier resistencia al despotismo separatista, las leyes de Zapatero han sido aplicadas por el PP, en el gobierno han entregado la soberanía a Bruselas y a la OTAN, convirtiendo a España en país satélite…. Pero no hay que quitarle mérito: en todos estos años el PP ha logrado embaucar a una multitud de, digamos, ingenuos, que no querían ver los hechos y sí creer que, puesto que no había otro partido que disputara el poder al PSOE, el PP era cosa distinta de este. Engañar durante tanto tiempo no deja de ser una hazaña, a su modo.
Ha surgido VOX, el panorama ha cambiado y el PP se encuentra en dificultades que, repito, recuerdan bastante a las de UCD. La política de Suárez condujo directamente al grotesco golpe del 23-f , urdido desde el poder. Ahora existe el peligro de que PP y PSOE se unan para un nuevo golpe ilegalizando a VOX, lo que ya van sugiriendo. Un dato bueno en relación con aquellos tiempos es que el PSOE no puede presentarse como el partido de la honradez y la firmeza que salvaría al país, pero puede ocurrir que el factor embrutecimiento popular cultivado por ambos partidos durante décadas haga que el previsible derrumbe del PP dé a la izquierda una mayoría sin que VOX logre imponerse. El país está en una situación crítica, interior y exterior, VOX se percibe como única salida, pero maniobrar en esta situación exigirá mucha “firmeza y honradez” auténticas.
Vengo diciendo desde hace años que el mejor servicio que el PP podría hacer al país sería disolverse y dejar el espacio político a VOX. Parece que lo está haciendo, sin querer. La pugna entre Casado y Ayuso, tan beneficiosa para una evolución democrática, es lógica. Ayuso viene a ser un inesperado cuerpo extraño en el PP, favorable a pactar con VOX contra quienes están destrozando el país. El problema es más complicado que en la transición, porque PP y VOX son partidos no ya distintos, sino opuestos, pese a tentaciones de hacer de VOX un PP bis, más vocinglero. Y el PP tiene que deshacerse como sea de ese cuerpo extraño. Pero, sobre todo después de las elecciones de Castilla y León, planeadas precisamente para poner a Ayuso “en su sitio”, las opciones que se presentan al PP son a cada cual peor. En cambio la situación en conjunto es muy buena, para España y para la democracia, aunque exigirá de VOX, sobre todo de su líder Abascal, verdadera talla de estadista.