Decisiones urgentes
El panorama, incluso en Navidad, es desolador y muy cruel, con una economía hundida hasta límites jamás vistos en nuestro país y colocándonos como el que más daño ha sufrido su economía de la Unión europea y mundo, junto con otra pandilla de desgraciados, mientras tenemos el gobierno más amplio, más caro, menos eficaz y más desunido que jamás hemos sufrido, lo que, evidentemente, provoca una situación que nos llevará a la miseria social, el crack económico y a la peor preparación legal para afrontar todo ello, junto con una sanidad que ni era tan buena como pensábamos, ni está en disposición de afrontar los retos en los que habrá de trabajar.
Somos el país con más muertos por millón del mundo, el que peor ha gestionado la epidemia, el que está sometiendo a sus ciudadanos a estados de alarma sin alternativa legal, como sucede en otros sitios, incluso vulnerando la Constitución; pero que, en lugar de gestionar la crisis, se dedican a criticar el modelo democrático de Estado, eliminar controles democráticos que conceden limitaciones al poder y un mínimo de calidad democrática, gestionar los modelos de sometimiento de la opinión persiguiendo al disidente, al que critica la labor del gobierno (afirmación del Coronel Santiago), a no apoyar al que lo necesita y subir impuestos y, sobre todo, a llevarnos a todos, conforme a su promesa de todos juntos, por el sumidero, del que se salvan exclusivamente los dirigentes.
En la derecha tenemos un Casado que se convertirá en un nuevo Hernández Mancha que ni siquiera en la historia del partido tiene su significación, convirtiéndose en una buena persona que jamás tuvo el brillo político preciso.
Un Abascal que era un buen chaval que nunca dejó la política, con valores, pero que se reunió con unos esquizofrénicos que se acercaron a Lepén, a la ultra derecha internacional y aparecen como los ultras a los que les gusta retozar en ese nicho.
Una Arrimadas que se hizo mujer en la lucha contra el independentismo, pero que cuando llegó a Madrid se pasea por las pasarelas sin saber si quiere ir por ella, ser compradora, aparecer como diseñadora o simplemente salir corriendo… a lo mejor cuando sepa lo que quiere y lo que es, ya es tarde.
La izquierda tiene un plan de finalización del proceso democrático que se inició con la paz, el perdón y la unificación de las dos Españas, pero que ellos quieren redefinir, reescribir y transformar en una república de repúblicas y en una economía del subsidio y dirigismo político, y trabajan para ello.
La derecha se dedica a envolverse en la bandera, gritar en los pasillos, llorar en los brazos de un Rey que no puede, no debe, no le es posible darles su apoyo, pero no presenta un plan de acción urgente de recuperación económica, de fortalecimiento democrático, de reconciliación nacional y de oposición a la barbarie instalada en el gobierno actual.
España necesita recuperar una izquierda democrática, seria, centrada, que presente planteamientos acordes con la homónima europea, que asuma la superación del pasado y pida perdón por los crímenes cometidos en la etapa democrática, y que sirva para liderar la recuperación social, económica y democrática que hemos perdido en estos años con el PP de Rajoy y con el PSOE de Sánchez.
Igualmente, precisa de una derecha democrática, sensata, centrada, que recupere la europeidad de las personas, de la negociación y de la reivindicación de una España grande, fuerte y cabeza de esa nueva Europa, sin perder nuestra idiosincrasia, así como iniciar un plan de reindustrialización de España que nos reconvierta, nos sirva para salir de la crisis en la que estamos, nos refuerce para el futuro y nos haga grandes, desde la libertad política, social y económica, recuperando así los valores y principios de una derecha solvente.
Con el panorama de liderazgo actual, España no tiene futuro, los españoles veremos la cruel realidad económica a la que nos vamos a tener que enfrentar volviendo a situaciones muy próximas al final de una guerra… tendremos lo que queramos.