De un Rufián a otro rufián, un charnego frente a un ególatra desmesurado
Según la RAE, la definición de rufián, es: «hombre vil y despreciable que vive de la estafa y del engaño.»
A este charnego, la definición de la real academia de la lengua, le viene al pelo. Este que defiende a capa y espada la autenticidad catalana, la raza superior, es descendiente directo de granadinos y jienenses, como casi todos los radicales. Eso sólo significa que los secesionistas lo están haciendo bien, muy bien, el adoctrinamiento les funciona perfectamente.
Sus padres emigran a Cataluña en busca de una vida mejor, y el pago a esa vida mejor es que su hijo esté plenamente integrado en la sociedad catalana más rancia, más rencorosa y más embustera, y encima defienda lo indefendible, sin acordarse de las ciudades de sus ancestros que son dos ciudades tan maravillosas como Granada y Jaén.
Ahí se ve la cultura de este graduado social, que en su rostro sólo se adivina odio, incultura, y un resentimiento desmesurado a todo lo perteneciente a España.
Ayer mismo se entrevistó en Moncloa con el príncipe de las mentiras, que habiendo hecho unas declaraciones sobre Cataluña, en cuanto Rufi le llamó al orden fueron totalmente opuestas a las anteriores, pero como siempre y como ya estamos acostumbrados, los sociatas callan, defienden, y permiten.
La ética política, la moral personal y el savoir faire han desaparecido por completo en este gobierno, que no deja ni de sorprendernos ni de asustarnos, porque cada día es peor que el anterior, y esto queridos amigos no ha hecho más que empezar.
Los que tenemos una edad estamos educados y hemos sido muy felices, lástima me da la España que dejarán estos siniestros personajes y lástima me da mi querido nieto que pese a lo que yo le pueda enseñar, nunca lo podrá vivir.