Cristianismo frente a Marxismo Cultural. La Contrarrevolución
El marxismo cultural pretende destruir la civilización occidental barriendo todos los valores de la tradición cristiana y otorgando la condición de “paria” a todo aquel que no apoye el Nuevo Orden Mundial.
Cuando en 1923 nacía en Frankfurt el Instituto de Investigación Social, el cristianismo no era consciente de la amenaza que se cernía sobre sus sólidos pilares. Este “Think Tank” de la ingeniería social se convertiría en el mayor enemigo de la cristiandad del último siglo y, aún hoy, continua tratando de destrozar todos aquellos valores sobre los que se cimenta la civilización occidental. La bestia tiene un nombre: Marxismo cultural. Su precursora, la Escuela de Frankfurt.
Según el italiano comunista Gransci (génesis junto con algunos otros de este torpedo cultural) la “opresión” obrera seguiría latente mientras estos no se liberaran de los valores cristianos tradicionales que impregnaban su forma de vivir. Su objetivo era arrancar de raíz todos esos valores y sustituirlos por otros que mejor sirvieran al soberbio ideal comunista.
Tenían que derribar completamente la casa si se quería construir una nueva y distinta a la anterior. No se trataba de una evolución basándose en los postulados ya existentes y que habían dado lugar a la cultura del mundo occidental, sino de barrenar para implementar algo radicalmente contrario a lo que ya conocíamos.
Y nació el Nuevo Orden…
Para establecer el Nuevo Orden tendrían que atacar ferozmente a la familia tradicional. Abrieron para ello nuevos frentes que dinamitaran el concepto de familia como célula fundamental del orden social. Utilizaron el lenguaje para ir introduciendo lentamente sus postulados sin crear alarma, consiguiendo así implementar sus propuestas como si fueran verdad única e indiscutible.
Impulsan el marxismo cultural que fomenta hasta límites indecentes el rechazo y la persecución para todo aquel que se atreva a discutir sus ideas, ideas que tratan de convertir en dogmas a través de un adoctrinamiento perversamente planificado.
El marxismo cultural pretende destruir la civilización occidental barriendo todos los valores de la tradición cristiana y otorgando la condición de “paria” a todo aquel que no apoye el Nuevo Orden Mundial.
Cualquier “religión” es buena siempre que no sea la cristiana, principal obstáculo para su demoledor proyecto. Camuflado en una cándida acción humanitaria validan la adopción de «refugiados» islámicos, sin procurar una integración real que facilite la convivencia y sustente la dignidad y autoestima de los que se ven obligados a huir de los conflictos bélicos.
¿Qué hacer contra esta amenaza? ¿quién o qué liderará la resistencia? ¿está el mundo preparado para revertir esta situación? ¿y España?
Si hacemos un breve análisis de la actualidad, comprobaremos con pesar como la situación es muy delicada. No hay que ir muy lejos para comprobar cómo se da alas a minorías que acumulan enormes cantidades de odio hacia lo Sagrado, o como desde posiciones teóricamente conservadoras, se legisla para permitir y fomentar el adoctrinamiento en los postulados del Nuevo Orden.
¿Aparecen nuevas figuras de Cid Campeador?
En los últimos tiempos están apareciendo en el mundo figuras que,como el Cid Campeador, son alabados por unos y denostados por otros. Nos referimos a D.Trump y V.Putin. Al margen de otras consideraciones que no son temas de este artículo, tienen en común la defensa incondicional de los valores tradicionales de sus naciones.
Trump ha venido a encabezar la rebelión de lo que Roniel Aledo (Oficial de Operaciones del Pentágono y ex-analista de la CIA) denomina Mayoría Silenciosa. Esta mayoría, compuesta por el sector más tradicional de la población estadounidense, se sintió ninguneada por el martillo pilón de Obama y sus élites urbanas progresistas durante su mandato. Está compuesta por “gente común”(por conducirse por el sentido del mismo nombre) que se ha mantenido a salvo del adoctrinamiento de las grandes cadenas de televisión y estudios de cine, y de los nuevos estilos de educación que imponían de manera inopinada.
Creen haber encontrado en esta persona el adalid de la contrarrevolución cultural que necesitan para sacudirse el agobiante acoso de los que quieren imponer el Nuevo Orden Mundial. Una figura que mantiene lo que todos piensan y nadie se atreve a decir por no considerarse políticamente correcto, por temor al linchamiento público al que se expone todo el que se atreva a disentir de las posturas oficiales.
La contrarrevolución supera fronteras
Su irrupción en el panorama político ha significado un enorme contratiempo para la prensa afín al Nuevo Orden, por mantener posturas provida y acordes con la tradición cristiana.
En cuanto al acercamiento a Putin, otra figura políticamente incómoda y controvertida, ¿por qué les parece tan mal que las dos mayores potencias nucleares coincidan en este tema? ¿porque van a combatir al autodenominado Estado Islámico que tan buenos réditos da al nuevo orden, o porque el ruso habla con la misma claridad que el estadounidense sobre la defensa de sus tradicionales valores nacionales?
Y España… ¿qué decir de una España herida de muerte por la ingeniería social practicada y apoyada por gobiernos de no importa que signo?. No olvidemos que el Estado es laico, pero la sociedad no lo es y llena los templos y participa en las manifestaciones religiosas de manera mayoritaria.
Al margen de otras consideraciones está claro que a la Escuela de Frankfurt le han introducido varias piedras en los zapatos. Es osado y peligroso tocar las tradiciones de los pueblos. Esperemos y confiemos que en el tema aquí tratado, los valores tradicionales de la cultura cristiana, el restablecimiento de la cordialidad entre estos dos líderes mundiales consiga los beneficios deseados.
Os dejo un vídeo de Vladimir Putin desmontando el acoso de un periodista que intenta acorralarlo en relación a su percepción sobre Donald Trump.