Construyendo un nuevo futuro
En el libro de la vida que cada uno de nosotros leemos, se encuentran páginas que nunca serán acabadas; otras que, una vez finalizadas, jamás serán olvidadas; otras que se leen y dejan un agradable sabor de boca, pero poco más; otras que resultan inconsistentes y no te aportan nada; otras que lo que hacen es dejar un olor nauseabundo, y muchas que, según se pasan, se olvidan.
Las personas que dejan un surco en tu corazón se convierten en referentes propios que te permiten crecer, esforzarte por alcanzarlos y te engrandecen el corazón. Otras que pensaste serían un baluarte y, con el paso del tiempo, se quedaron en un mal recuerdo que no te aportó nada o que incluso se sirvió para, haciendo en ti un socavón, llegar donde ellas querían, que sólo se sirvieron de ti; pues bien, a estos, que lo disfruten, pero que no olviden que la vida suele devolver a cada uno lo que en ella siembra.
Páginas que hacen daño, que te perjudican, pero que, según las pasas, olvidas, desechas, desprecias y, sencillamente, borras de tu existencia y de tu memoria en una sanación mental precisa y sosegadora.
La vida te enseña que las piezas del puzzle se ensarzan unas a otras en función del cuadro que al final se tiene que dejar ver, que las piezas que no encajan no son del cuadro o lo perjudican, pues al final el universo sólo acepta los trabajos coordinados, correctamente ejecutados. Hay veces que el puzzle presentado desde fuera parece ser perfecto, encajar de forma adecuada, pero en el interior está roto, desvencijado y descuadrado, por lo que será desechado, por más que aparente ser objeto de envidia, lo más correcto sería ofrecer tu apoyo por el sufrimiento que encierra.
Nos engreímos, nos enorgullecemos, nos enaltecemos y olvidamos que en este libro que escribimos lo importante no es el parecer, sino ser; no es el mandar o alcanzar el poder, sino el servir y servir a los demás desde el corazón; que los hombres egregios no lo han sido por sus azañas, sus poderes, los lugares en los que se posicionaron, sino por su grandeza de corazón o la vileza del mismo, son recordados por su servicio o por haber sido crueles insensibles que sólo se sirvieron. Así que, decide si quieres ser recordado por el amor o por el egoísmo de tu vivir.
Las ideas, las posiciones políticas, religiosas, culturales, sociales, económicas o personales, no son importantes o indiscutibles dogmas que se puedan imponer a los demás sin el concurso de su voluntad o apertura de su corazón, pues todo será perecedero e inane si no se alcanza desde el interior pacífico del ser humano, del cursar sincero de la verdad que no duele, no se impone, se contempla y admite por su simple realidad.
Estamos viviendo un fin de ciclo, un ocaso de un modelo de sociedad en el que hemos vivido durante muchísimos años en un lento devenir del absolutismo al Estado liberal y de este al Estado democrático, social y de derecho que se hunde dejando paso a una nueva era que se nos antoja oscura, limitativa de derechos y que cursará con el soma de la postverdad generada en función del interés de una élite de genoma comunista y una economía dirigida por la misma que nos llevará a la ruina y la sumisión que se vivirá como un modo de progreso y virtud en la que ellos ganan y tú pierdes.
En este momento, sólo podemos luchar por nuestros credos, por sostener nuestro pasado, nuestro presente y procurar que el futuro se sustente sobre esos valores judeo-cristianos que empaparon nuestro construir y no en los impuestos por esa élite Chino-Rusa-Venezolana que se nos está pretendiendo imponer, que nuestras páginas no sean en blanco, anodinas o carentes de sentido, pues cada punto, cada ser, cada instante por pequeño que sea en la construcción de un libro que se desarrolle en un puzzle adecuado y sirva para el futuro, todo suma, todo encaja y todo sirve para servir y defender lo que debe de cursar de forma permantente, haciendo que no se nos impongan dogmas irreales y transmitamos la vivencia propia sin lucha, pero demostrando que la coherencia es la gota que colma el vaso.
Que el año que ha de venir sea el primero de aquellos que nos permitan implantar un nuevo orden fundamentado en el pasado y la herencia recibida y se lance a un futuro de libertad, igualdad, democracia de calidad y prosperidad, en el que cada grano hace granero, por pequeño que este sea, y que permita una nueva sociedad que a todos deseo.