Cómo ganar unas elecciones fomentando la amnesia colectiva
—La cosa está chunga tíos… Lo del FASCISMO ya no funciona. Y es que los cabrones de VOX no pegan a nadie ni tiran piedras contra nuestras sedes, o hacen pintadas con la cruz gamada.
Esto no va bien. Encima pillan al coletas cambiando el coche oficial con chófer por un taxi a pocos metros del lugar donde le tenían que hacer las fotos. (Será pardillo).
Lo del atentado de Cartagena falló; lo de las balas también. BASTA YA. Hay que cambiar la estrategia.
Vamos a ver… las próximas elecciones serán dentro de dos años. Aún tenemos tiempo. Hay que conseguir que la gente olvide lo de estos años y ya está. Luego haremos que piensen que “lo que ocurrió en aquellos años” se debió a la presión de la oposición desleal que pusieron trabas en las ruedas del magnífico proyecto de libertad y solidaridad del PSOE; que como siempre, fueron los mismos, los opresores de la gente trabajadora, de los marginados, de los indefensos y de las mujeres. Diremos que son los fachas… no, mejor vamos quitando ya esa palabra de nuestro programado vocabulario electoral, porque no nos ha funcionado con lo de Madrid, y porque parecemos carcas.
—Pero… Pedro, cómo vamos a ocultar los cien mil muertos, las pifias de las compras de mascarillas, la desorganización en los hospitales y en las residencias, lo de las maletas de la Delcy, lo de la embajada de México, lo del vicepresidente nombrado por ti acusado, investigado y perseguido por la justicia, además de que a Zapatero también lo están buscando en EEUU, lo del dinero a las televisiones, la depuración fulminante del ministro y los otros represaliados, el dinero a Marruecos y encima ahora con lo de Ceuta.
—No vuelvas a decir la palabra “REPRESALIADOS” si no es para hablar de la derecha, ¿vale? Pues montaremos un pollo meses antes de las elecciones. La gente ya no se fijará en otra cosa. Acuérdate de lo del atentado en Madrid lo bien que nos vino, y lo bien que lo supimos aprovechar con lo de los móviles. O lo de los “hillillos” del Prestige. No hay nada como una buena catástrofe para convertirnos en los grandes salvadores de la nación.
También podríamos hacer otra cosa: Vamos a ver, “esto” ya no tiene arreglo. Nos hundimos. Se acaban las ayudas, se acaba el Covid y ya no podremos echarle la culpa de todo. Bueno, pues he pensado que… ¿Por qué no dejamos que se hunda todo, no puede durar mucho… a lo mejor un año…
—Uno o dos años, seguramente.
—Bueno vale Simón, pero para las elecciones, sin hacer nada o por poco que hagamos, podremos presentar datos que indiquen que se ha iniciado una recuperación…
—¡Unos brotes verdes, qué guay!
—¡Qué harto me tienes, Miquel, de verdad! ¡¡¡Eso ya lo dijo el Rajoy, hombreeee!
Quiero decir que podremos presentar los datos preelectorales (tal vez un poco liosos o maquillados)…
—Pedro, cuenta con el CIS, incondicionalmente.
—y luego los datos del 2020-2021. La gente no se atreverá a no votarnos por si por su culpa se corta la indiscutible recuperación.
—Pedro, yo creo que dejar lo de: “fachas”, fascistas, opresores, represores, xenófobos, etc. es un error.
Desde la Segunda República, el PSOE ha mantenido esa línea y fíjate: Felipe, 14 años; Zetaparo, 7 años. El gran Largo Caballero fue el creador de tan rotundo vocabulario y nos ha prestado un éxito indiscutible.
—Bueno, bueno, eso ya lo discutiremos después… Por cierto ¿cuándo acaba tu contrato?
—Noooo, si yoooo, nooooo…
—Bueno, bueno… ya os iré dando instrucciones.