Bárbaras las barbaridades de Bárbara

Esta señora que ha encontrado un filón a costa de contar sus miserias con nuestro Rey emérito, es tan increíble como, permitidme la expresión, fantástica como lo era Antoñita.

Casada con Ángel Cristo, un prestigioso domador de fieras en su momento, que no pudo controlar sus adicciones, ni tampoco supo gestionar los cuernos que su señora le ponía, presuntamente, y según dicen, con su amante regio.

De los Borbones es conocida su afición por las señoras, y sobretodo por las señoras guapas, ¿pero qué hace esta señora yendo de víctima acostándose con su entonces Rey, estando supuestamente casada?

Cosas tan inverosímiles, como que él la llamaba y ella acudía porque él ya estaba bajo de su casa esperándola montado en su moto.

A ver Barbarita, a mi si no me gusta un hombre o no quiero algo de él, que ese es tu caso, no me voy a la cama ni con él, ni con el sursum corda y no me muevo de mi casa si no quiero.

Este atisbo de notoriedad y publicidad que estás teniendo en este momento pasará sin pena ni gloria como el burro de Victoria, te estás aprovechando de la fama que te ha dado una serie en la que según tú te has vuelto a enamorar de tu marido, ese mismo que dices que era el mismísimo demonio y que te zurraba de lo lindo a ti, y a tus hijos, perpleja me dejas.

Ahora también vas de digna y niegas tu romance con una periodista del salseo rosa, que de todos es conocido, eso es ser una mediocre y una embustera.

Por cierto querida de todo lo que has contado se te ha olvidado una cosita muy importante, desde el minuto cero en el que te acercaste al monarca, según una serie dedicada al emérito grabaste todas vuestras conversaciones, lo cual nos indica cuáles eran tus pretensiones con esas grabaciones, sacar tajada, pero de eso no has dicho ni mu.

Ay Bárbara, Barbarita, Barbarela, ten un poco de dignidad y deja de exponerte de esa manera, tuviste muchos amoríos con muchos señores todos ellos o casi todos casados, pero a ti solo te interesa hablar del que te hace hacer caja, una caja que más pronto que tarde te pasará factura.

Mª José Gómez Busó

Jubilada, apasionada del patchwork, rematadamente sincera, y enamorada de España, de su himno y de su bandera.

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