Atacar a España sale gratis

 

En las grandes potencias del mundo, meterse con tu nación es un gran pecado capital. Sin embargo, en España por sonarte, cargarte, mearte, escupir o quemar la bandera española o la Constitución no pasa nada, es más, si no haces los deberes, pues mejor, porque quizá te ganas algún buen puesto. Una situación realmente alarmante y antipatriótica, que desde luego desprende que falta mucho por hacer.

Eso sí, a quienes cumplen con su deber y sus obligaciones, no se les pasa ni una, como por ejemplo al Guardia Civil que el ministro de Interior, Grande-Marlaska, ha suspendido y expedientado por grabar un vídeo desde el furgón donde se llevaban a los golpistas separatistas a Madrid.

Pero cuando el capo de los mozos separatistas, Albert Donaire vuelve a insultar otra vez a la Guardia Civil y la Policía Nacional no ocurre lo mismo, porque todavía no hay ninguna consecuencia disciplinaria ni legal, entre otros ejemplos que se podrían poner encima de la mesa.

Resulta verdaderamente lamentable que exista esta doble vara de medir, totalmente irracional en pleno siglo XXI,  provocando grandes desigualdades en la sociedad española, y que son dignas de un país bananero y fruto de unas conexiones maliciosas.

España no se merece esta pesadilla. Quienes atacan a la patria sin razón, deshonran a su nación. Es por ello más necesario que nunca el sentido común y la recuperación de los valores fundamentales. Y que de ahí salgan soluciones productivas que permitan terminar con los ataques a España sin que haya diferenciación ideológica. Solo así se terminará este mal sueño que se repite cada cierto tiempo en la historia.

El lado positivo, es que sé que ese momento se acerca, porque cada vez son más los españoles que perciben que hay fallos profundos en el sistema que conviene corregir como es debido por el bien de España, y por lo tanto solo es cuestión de tiempo y lucha que el mundo al revés caiga por su propio peso.

Erik Encinas

Activista político y social, ejerciendo el periodismo en diversos medios de comunicación, en continuo progreso.

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