Andalucía y los Españoles que madrugan #EfectoVOX
Se acaban los chiringuitos de la izquierda en Andalucía y cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar.
Andalucía ya ha dado el paso. Doce pequeños pasos en una región de España, pero un gran paso para la democracia en toda España.
Tiemblan algunos por pequeños o grandes pecados cometidos en el cortijo andaluz; y por extensión en los otros 17 reinos de taifas: entre ellos, puede que alguno de Ciudadanos también esté haciendo examen de conciencia. Se acaban los chiringuitos de la izquierda en Andalucía y cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar.
Habrá que luchar contra viento y marea contra la corrupción, y costará conseguir superar las zancadillas de la izquierda para lograr la estabilidad económica, reforma fiscal, eliminar todos los organismos superfluos y suprimir la administración paralela. Con lo institucionalistas que son los golpistas catalanes ya andan recogiendo bellotas como hacen las ardillas para el invierno. Aquí se van a ir dinamitando muchos chiringuitos.
Eso es VOX en estado puro. Apoyar a los creadores de empleo y riqueza, a los autónomos, a los emprendedores y Pymes. Ahí coincide de pleno con el PP, o eso espero. Destaquemos el control de la inmigración y apoyo a las fuerzas de seguridad, etc. No se puede impulsar una inmigración masiva inversa de 45,000 inmigrantes en una semana, pero se pueden controlar políticas que no hagan atractiva a España por su efecto llamada para los irregulares. Eso significará que no entrarán en España por el mismo motivo que no se les ocurre desembarcar en una patera en Gibraltar, por ejemplo.
VOX irá demostrando que se preocupa por España y los españoles y lo hará sin prisas, pero sin pausa. Solo necesitaba una oportunidad y el punto de salida fue Vistalegre. Ese fue el punto de inflexión para alcanzar la democracia.
Es evidente que VOX ha metido la cabeza en política para quedarse y ha pegado un buen palo en pleno avispero de la izquierda. Todas las avispas rojas han reaccionado rabiosas volando desesperadas a diestro y siniestro intentando clavar su aguijón informativo donde sea con tal de defender el avispero: sus chiringuitos, la corrupción, la entrada de la inmigración irregular, etc. Solo hay que escuchar al, de momento, potente aparato mediático unidireccional para constatar el nerviosismo de los obispos (los políticos) de la nueva religión laica neoleninista y de sus sacristanes, esos voceros profesionales (los periodistas). Rabiosamente intentan inocularnos con el veneno: No, VOX no es ni será un partido instrumental para el PP como repiten en forma de mantra. Los sacristanes son tan “cortitos” que todavía no se han dado cuenta que hemos colocado la primera piedra que acabará con cuarenta años de un sistema que solo funcionada para quienes no madrugan y viven del cuento.
Hoy ha empezado un verdadera revolución de la clase media machacada por 17 autonomías y una insoportable casta parasitaria, por miles de inmigrantes totalmente descontrolados desde el origen, donde desnudamos a un santo para vestir a otro, y los desnudos resultan ser siempre los españoles; y añadimos un peligro, ya que desconocemos la existencia o no de las posibles historias penales. Adiós a mantener los cortijos de prostitutas, droga, chiringuitos que roban el dinero a los que de verdad debe llegar (mujeres maltratadas de verdad) etc.
Llega la primera brizna de libertad y mucho es el trabajo que hay que hacer.
Una esperanza para todo lo que nos atrevemos a hablar en familia, pero que hasta ahora la ley nos tenía prohibido: esa carencia de libertad acabará pronto.
VOX no puede arreglar de un plumazo 40 años de corrupción, pero ya simplemente por estar inaugura el primer equilibrio de poderes ante los vergonzosos consensos. Y no existe nada más ademocrático que un consenso porque la democracia surge del equilibrio de poderes y no de cantar juntos el cumbayá de “cómo robar legalmente a los españoles”.
El PP dice no haberse movido de su programa electoral, pero ha metido el caballo de Troya contra la partitocracia, y en cuanto el pueblo se dé cuenta optará por la democracia: separación de poderes y representación del pueblo, no representación de los políticos.
Algo muy profundo ha cambiado hoy en la política española.