AMLO, México, el narcotráfico y el robo global de voluntades

El presente artículo periodístico parte de una evaluación rápida de la política de seguridad del actual presidente mexicano; luego, comparará su gestión con la de quienes le antecedieron en el cargo (desde 1988 hasta 2018) y llegará a una primera conclusión de carácter nacional. Acto seguido, el autor hará un planteamiento de carácter internacional

El 23 de noviembre pasado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, encabezó la reunión 1000 de su gabinete de seguridad, en el puerto de Manzanillo, estado de Colima.

Dichas juntas de trabajo se llevan a cabo de 6 a 7 de la mañana. La sede, por lo general, es el Palacio Nacional, ubicado en el corazón de la Ciudad de México.

El gabinete de seguridad le dio tanta relevancia al hecho que agasajó a AMLO con un pastel.

Según López Obrador, tales encuentros han permitido garantizar la paz y la tranquilidad en el país.

Un día después, de manera paradójica, una presunta célula criminal asesinó al Coordinador de la Guardia Nacional (GN) en el estado de Zacatecas, general José Silvestre Urzúa Padilla, durante un enfrentamiento ocurrido en el municipio de Pinos, que colinda con San Luis Potosí.

El general Urzúa Padilla es el comandante de mayor rango de la GN que ha perdido la vida en el cumplimiento del deber.

Su muerte ejemplifica el fracaso de la estrategia de seguridad del actual gobierno mexicano, basada en los “abrazos, no balazos”.

La casa encuestadora TResearch Internacional (que trabaja con base en datos proporcionados por el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) y por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que el número de homicidios dolosos cometidos en los primeros cuatro años de gobierno de López Obrador ascendió a 140 483.

AMLO tomó el poder el 1 de diciembre de 2018. (Una de sus principales promesas de campaña fue pacificar al país).

Las cifras del horror

Seguramente usted, amigo lector, se preguntará cuántas personas fueron asesinadas con dolo durante los gobiernos que precedieron al de López Obrador. Le comparto los datos divulgados por TResearch International:

  • Carlos Salinas de Gortari (1988-1994): 76 767
  • Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000): 80 671
  • Vicente Fox Quesada (2000-2006): 60 280
  • Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012): 120 463
  • Enrique Peña Nieto (2012-2018): 156 066
  • Andrés Manuel López Obrador (del 1 de diciembre de 2018 al 1 de diciembre de 2022): 140 483. Por cierto, el actual presidente de México terminará su mandato el 30 de septiembre de 2024.

Responsabilidad compartida

Sería injusto atribuir a AMLO toda la responsabilidad del fracaso. Las cifras evidencian que, al menos desde el sexenio de Salinas de Gortari a la fecha, la estrategia contra la delincuencia organizada en México ha fallado rotundamente.

La suma de todos los homicidios dolosos denunciados en México entre el 1 de diciembre de 1988 y el 1 de diciembre de 2022 es de 634 730. 

El narcotráfico en México, de acuerdo con datos proporcionados por el investigador de la Universidad de Columbia y presidente del Instituto de Acción Ciudadana, Edgardo Buscaglia, ha infiltrado al 78 % de los sectores económicos mexicanos.

Según él, los cárteles de la droga controlan el 40 % del Producto Interno Bruto gracias a que cuentan con enorme protección política en México. 

Se trata de una hipótesis plausible que merece un seguimiento puntual.

Cabe decir que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU calculó, el 10 de marzo de este 2022, que el narcotráfico lava, tan solo en la república mexicana, más de 25 000 millones de dólares anuales en criptomonedas.

El narcotráfico, hay que decirlo, es un problema global. Por ello, es lógico inferir que la protección política a los cárteles del crimen organizado rebasa, con mucho, las fronteras sur y norte de México.

Conclusión

Es válido pensar que la delincuencia organizada tiene poderosos padrinos políticos. De estos, habrá quienes protejan a los grupos criminales porque carecen de ética; otros, sin embargo, seguramente son conscientes de que la adicción a las drogas roba la voluntad de millones y millones de personas en el mundo. Y de que esto, las vuelve manipulables. Vale la pena reflexionar sobre esto. ¿No le parece?

Jorge Santa Cruz

Periodista mexicano, católico y conservador.

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